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miércoles, 25 de marzo de 2015

Cita a ciegas en un lúgubre barcito

La luz iluminaba tenuamente, la penumbra deglutía las siluetas, el silencio resaltaba los murmullos de la gente susurrándose al oído.
Los perfumes invadían los espacios, las miradas escudriñaban las penumbras pero nunca llegaban a destino, pues las sombras devoraban todo rostro de quienes en aquel lugar se habían citado. 
De recuerdo de esa noche me ha quedado la imagen de un rostro algo velado, al que solo yo podía contemplar cuando el tenue resplandor de un cigarrillo fugazmente lo alcanzaba a iluminar.





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