Un amigo me invito a pasar un día a su campo.
Llegué bien temprano, me estaba esperando en la tranquera, nos saludamos y me llevo hasta la casa, como él tenia un par de cosas que hacer, me dijo que aprovechara para conocer el lugar.
Comencé entonces una caminata por los alrededores, de a poco me fui alejando hasta que algo cansado me senté bajo un árbol a descansar, vinieron en ese momento a mi mente dos visiones, una, de lugares alocados y ciertamente riesgosos como lo son las ciudadades, a una de las cuales yo pertenezco y la otra vision de lugares apacibles como el lugar donde ahora me encontraba.
Ya me disponía a regresar, cuando una abeja revoloteó mi cabeza, atine a tirar un par de manotazos para espantarla, pero entonces se sumaron varias mas de ellas con actitud agresiva, comencé a correr, un toro que miraba la escena al ver mis movimientos empezó a correrme, me tiré de cabeza por entre el alambrado, con tan mala suerte que era de púa y estaba electrificado, fui a caer sobra la bosta de una vaca, al ponerme de pie, me pareció sentir disparos de arma de fuego, seguramente de cazadores que andaban por los alrededores, hice entonces cuerpo a tierra y al huir arrastrándome pasé por sobre un hormiguero.
De regreso a la casa, pase el resto del día en una reposera, con una bolsa de hielo sobre la cara.
Al atardecer, mi amigo me despidió con una invitación, " ya sabes cuando quieras, las tranqueras están abiertas ", ¡seguro !, le respondí y me encamine hacia la ciudad, mi querida ciudad, un lugar, donde los peligros.... muestran la cara.
Llegué bien temprano, me estaba esperando en la tranquera, nos saludamos y me llevo hasta la casa, como él tenia un par de cosas que hacer, me dijo que aprovechara para conocer el lugar.
Comencé entonces una caminata por los alrededores, de a poco me fui alejando hasta que algo cansado me senté bajo un árbol a descansar, vinieron en ese momento a mi mente dos visiones, una, de lugares alocados y ciertamente riesgosos como lo son las ciudadades, a una de las cuales yo pertenezco y la otra vision de lugares apacibles como el lugar donde ahora me encontraba.
Ya me disponía a regresar, cuando una abeja revoloteó mi cabeza, atine a tirar un par de manotazos para espantarla, pero entonces se sumaron varias mas de ellas con actitud agresiva, comencé a correr, un toro que miraba la escena al ver mis movimientos empezó a correrme, me tiré de cabeza por entre el alambrado, con tan mala suerte que era de púa y estaba electrificado, fui a caer sobra la bosta de una vaca, al ponerme de pie, me pareció sentir disparos de arma de fuego, seguramente de cazadores que andaban por los alrededores, hice entonces cuerpo a tierra y al huir arrastrándome pasé por sobre un hormiguero.
De regreso a la casa, pase el resto del día en una reposera, con una bolsa de hielo sobre la cara.
Al atardecer, mi amigo me despidió con una invitación, " ya sabes cuando quieras, las tranqueras están abiertas ", ¡seguro !, le respondí y me encamine hacia la ciudad, mi querida ciudad, un lugar, donde los peligros.... muestran la cara.
Ja JA!! pobre tipo!!! Ta bueno eso de la ciudad, donde los peligros muestran la cara, me gusta!
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